LA CALIDAD DE LA MEDICINA COMO OBLIGACIÓN DEONTOLÓGICA

«Obra sólo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal» El “imperativo categórico” de Immanuel Kant (en cualquiera de sus formulaciones) es una constante en el pensamiento de José María Domínguez Roldán. Doctor en Medicina y Cirugía por la Facultad de Medicina de Sevilla con Premio Extraordinario de Doctorado, Médico especialista en Medicina Intensiva y Jefe Clínico de la unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Virgen del Rocío, el doctor Domínguez Roldán tiene que desenvolverse cotidianamente en un ambiente de máxima dificultad. Los Intensivistas son los compañeros indispensables en los que tantas veces hemos buscado ayuda nosotros, los que nos dedicamos a un tipo de enfermos en los que puede desencadenarse, de forma abrupta e inesperada, una “Dana” de consecuencias gravísimas, frente a la que hay que actuar según el antiguo aforismo terapéutico de “dar pronto, dar fuerte y dar bien”. Especialmente “dar bien” (ello podría sintetizar dicho aforismo, e incluso condensar la máxima kantiana). En estas situaciones, es “imperativo” utilizar la máxima evidencia científica (como afirma el doctor Domínguez) pero, como muy pronto descubren, con asombro, los médicos jóvenes recién egresados de la Facultad, no siempre (o casi nunca)

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