MATAR AL PADRE. DEL “HORROR AUTOTOXICUS” A LA AUTOINMUNIDAD

Fonendoscopio sobre el diván de Freud

PRESENTACIÓN

EL INMUNÓLOGO EN EL DIVÁN

Para las jóvenes generaciones de médicos, nacidas en pleno auge de los postulados de la “Medicina Basada en la Evidencia”, resultan lejanos aquellos tiempo en los que la verdad estaba siempre indisolublemente unida a la sacrosanta autoridad de la opinión del Maestro: “Magister dixit”. Y, ello, en todos los terrenos de la ciencia. “Eppur si muove”, rezongaba por lo bajinis el testarudo Galileo Galilei cuando tuvo que tragarse y aceptar (en voz alta, ya que le iba el cuello en ello) la inmovilidad de la Tierra respecto al sol, porque así lo establecía la teoría geocéntrica de Ptolomeo aceptada por la Iglesia Católica.

El doctor Herrera Carranza, nos ilustró en sus trabajos sobre la Medicina Andalusí (aparecidos ya algunos de ellos en esta Tribuna) las dificultades por las que pasaban genios médicos medievales, como Avenzoar, cuando sus observaciones directas se oponían a los indiscutidos axiomas de Galeno. Y no esta demás recordar también a Andrea Vesalio, exasperado contra la “dictadura galénica”, dictadura que aplicaba directamente conceptos anatómicos, obtenidos a partir de monos, a la anatomía humana. «¡Tú, Galeno, que te dejaste engañar por tus simias!» clamaba Vesalio cuando los sabios de su generación, especialmente su profesor en la Universidad de París, Jacques Dubois (más conocido como Silvio), mantenían que el hecho de que el fémur humano fuera “recto”, como aseguraba Vesalio (y no “curvo” como pontificaba Galeno, basándose en modelos animales), se debía a que la presión de los vestidos y las armaduras lo enderezaron con el paso del tiempo (¡El maestro nunca se equivoca!).

Más cercanas a nosotros, las inmensas (y falsas) virtudes de la vitamina C (para todo: desde la curación de la gripe a la prevención del cáncer) propaladas por Linus Pauling, arropado por su doble Premio Nobel...de Química...y de la Paz (falacias “ad verecundiam”, que llamamos a todo esto si nos ponemos cursis; o “porque lo dice fulano”, ya más en plan compadre).

Fonendoscopio sobre el diván de Freud
Fonendoscopio sobre el diván de Freud

El doctor Enrique de Ramón, experto reconocido en el terreno de la patología autoinmunitaria, fundador, en el Hospital Carlos Haya, de Málaga, de una de las primeras Unidades españolas dedicadas a este importantísimo campo de la Medicina, querido compañero nuestro y socio fundador en AADEA, donde realizó una fecunda labor como Secretario y como Presidente, abandona por un momento el fonendo, su arma reglamentaria, para sustituirlo por el bloc de notas mientras tiende en el diván del psicoanalista a figuras señeras en el conocimiento de los mecanismos de la Autoinmunidad. Y lo hace escudriñando de forma amenísima las luces y las sombras de sus pensamientos: sus auras autoritarias en unos, sus pleitesías reverenciales en otros y sus edípicas rebeliones (íntimas o explícitas) en los de más allá.

Y, ahora, ya que estamos en plena faena de catarsis, les confieso que estoy absolutamente rendido a los planteamientos de la Medicina Basada en la Evidencia. Como muy bien dice el doctor De Ramón “El respeto a las autoridades científicas debe acompañarse de una labor crítica que evite el estancamiento de la investigación”; y, si tras esa labor crítica, hay que “matar al padre”, se le mata (incruentamente, claro) y ya está.

No obstante, a pesar de ello, no renuncio (no puedo renunciar), en mi fuero interno y de una manera absoluta, a aquella otra Medicina: la que está Basada en Criterios de Autoridad. Pero...claro ¡también depende de quién sea esa autoridad!

Julio Sánchez Román
Secretario de AADEA

ARTÍCULO